La batalla de Verdun es de los episodios bélicos de la historia reciente que más literatura han generado. Sobre ella y sus consecuencias se ha escrito desde el primer momento, desde la misma trinchera, pero también desde el despacho y sobretodo desde la tranquilidad del hogar reencontrado. La bibliografía sobre Verdun es múltiple y diversa. Abarca desde tratados militares a las guias Michelin, de historias de unidades a libros escolares, y de libros-postales hasta cientos de testimonios de soldados y oficiales que participaron en ella. Éstos escribieron, siempre, desde la amarga y dura experiencia del abismo. Todas sus historias, las suyas propias, tienen un denominador común: la descripción de la interminable pesadilla, del infierno, de la carnicería, del apocalipsis. El horror, el miedo a morir, la inseparable presencia de la muerte, el lodo omnipresente y la contínua visión de las naturalezas muertas junto con el contínuo olor a podredumbre procedente de los cadáveres y otras penalidades son el imaginario recurrente en todos los testigos de la barbarie.
Sin embargo, compartiendo anaquel con las vivencias terribles coexiste el tratado militar. Este tipo de fuente proporciona información más racional y ordenada, basada en datos y cifras contrastables, sin apasionamientos. Por todo ello, un estudio detallado de los libros de historia militar sobre Verdun ofrece un universo, más racional, más lógico, pero aún así, no exento dudas o lagunas. Quizás no se trate de grandes dudas, pero sí de pequeños interrogantes que llevan al estudioso a sumergirse aún más en el Verdun como acontecimiento histórico único, o como lo llamaría el poeta Paul Valéry "Verdun, c'est una guerre tout entière insérée dans la Grande Guerre.., una guerra dentro de la Gran Guerra.
En el análisis de la batalla de Verdun abundan las certitudes y los hechos palmarios. Pero una nueva y concienzuda interpretación de los hechos podría proporcionar otras casuísticas o conclusiones.
La historiografía de todas las latitudes ha repetido y ha corroborado hasta la saciedad que el Grand Quartier Général francés erró en el desmantelamiento del sistema defensivo de la region de Verdun (decreto de agosto de 1915) ; desoyó las amenazas de un ataque alemán en la zona de Verdun aún bajo la presión de las informaciones proporcionadas por la oficina de información de l'Armée (2e Bureau) y de los incontables prisioneros alemanes que alertaban de una gran ofensiva ; abandonó -quién sabe porque- la defensa activa de la Région Fortifié de Verdun (construcción de puntos fuertes y trincheras) ; hizo caso omiso a las peticiones de algunos de los mandos sobre la falta palmaria de armamento y recursos humanos, y un largo etcétera de faltas que explican gran parte de los éxitos alemanes en los primeros momentos de la batalla. Uno de los ejemplos más notorios de la incompetencia de los mandos en el tema Verdun fue la pérdida de Fort Douaumont. Sobre la caída de Douaumont, la historiografía francesa, en muchos casos, ha corrido un tupido velo para evitar señalar a los culpables y así pedir explicaciones. Pero otros historiadores como Lefebvre o Pericard recurren claramente a señalar a determinados mandos de suma incompetencia e irresponsabilidad, culpándolos en primer lugar de ocasionar, con su falta, la muerte de más de cien mil franceses. Curiosamente aquí comienzan algunos de mis interrogantes, Canini en su Combattre a Verdun comenta que los mandos, ante la amenaza latente de un ataque alemán a gran escala decidió enviar a la zona de Bar-le-Duc a unos 70 kilómetros de la línea de frente dos de la mejores divisiones de infanterías de l'Armée (7ª y 20ª DI). La 20ª, al mando de Balfourier, era llamada la División de hierro.
La pregunta que surge es:
El GQG envió a ambas divisiones de reserva para evitar que el golpe -ya previsto- fuese menor, y así tapar la herida antes del desangre?
Sabían realmente del ataque los mandos del GQG? Con la hipótesis plausible de que la conociesen, consintieron la gran ofensiva alemana en vistas a un ataque conjunto aliado en verano de 1916?
Chantilly sirvió para planificar la ofensiva aliada en el Somme, y una vez iniciada la batalla de Verdun sirvió para sus objetivos ulteriores?
El Somme alivió a Verdun, o Verdun facilitó el Somme, con miles de tropas alemanas atrapadas en las trincheras de Verdun?
Resumiendo, fue Verdun un cebo?
Esta serie de interrogantes plantean o animan a otra lectura de los hechos o a su reafirmación. Sin embargo, los verdaderos misterios de Verdun residen en las decisiones estratégicas del Alto Mando alemán en relación al planteamiento ofensivo.
Los dos interrogantes inconclusos son: Por qué no se decidió atacar sobre las dos orillas del Mosa, y en cambio se permitió a la artillería francesa atacar el flanco derecho del ataque alemán desde la Côte 304 y Mort-Homme, lo que restó a los primeros instantes del ataque sus mejores perspectivas de éxito? Pura incompentencia??
Por otro lado, queda claro que la no-destrucción de los puentes del Mosa en Verdun y dejar intacta la Voie Sacrée respondía, en los primeros tempos de la ofensiva, a la intención de mantener el cordón umbilical de Verdun con el resto de Francia para así poder convertir el campo de batalla en una picadora.
Pero la gran cuestión es: Constatado por el Alto mando alemán que Verdun ya era en abril una picadora de carne alemana, por qué no destruyeron la única vía de avituallamiento de víveres, tropas y municiones??
La aviación alemana era incapaz de bloquear el tránsito en una via tan frágil como la Voie Sacrée? Por qué su mantenimiento? ...
Reflexionemos !!
Sin embargo, compartiendo anaquel con las vivencias terribles coexiste el tratado militar. Este tipo de fuente proporciona información más racional y ordenada, basada en datos y cifras contrastables, sin apasionamientos. Por todo ello, un estudio detallado de los libros de historia militar sobre Verdun ofrece un universo, más racional, más lógico, pero aún así, no exento dudas o lagunas. Quizás no se trate de grandes dudas, pero sí de pequeños interrogantes que llevan al estudioso a sumergirse aún más en el Verdun como acontecimiento histórico único, o como lo llamaría el poeta Paul Valéry "Verdun, c'est una guerre tout entière insérée dans la Grande Guerre.., una guerra dentro de la Gran Guerra.
En el análisis de la batalla de Verdun abundan las certitudes y los hechos palmarios. Pero una nueva y concienzuda interpretación de los hechos podría proporcionar otras casuísticas o conclusiones.
La historiografía de todas las latitudes ha repetido y ha corroborado hasta la saciedad que el Grand Quartier Général francés erró en el desmantelamiento del sistema defensivo de la region de Verdun (decreto de agosto de 1915) ; desoyó las amenazas de un ataque alemán en la zona de Verdun aún bajo la presión de las informaciones proporcionadas por la oficina de información de l'Armée (2e Bureau) y de los incontables prisioneros alemanes que alertaban de una gran ofensiva ; abandonó -quién sabe porque- la defensa activa de la Région Fortifié de Verdun (construcción de puntos fuertes y trincheras) ; hizo caso omiso a las peticiones de algunos de los mandos sobre la falta palmaria de armamento y recursos humanos, y un largo etcétera de faltas que explican gran parte de los éxitos alemanes en los primeros momentos de la batalla. Uno de los ejemplos más notorios de la incompetencia de los mandos en el tema Verdun fue la pérdida de Fort Douaumont. Sobre la caída de Douaumont, la historiografía francesa, en muchos casos, ha corrido un tupido velo para evitar señalar a los culpables y así pedir explicaciones. Pero otros historiadores como Lefebvre o Pericard recurren claramente a señalar a determinados mandos de suma incompetencia e irresponsabilidad, culpándolos en primer lugar de ocasionar, con su falta, la muerte de más de cien mil franceses. Curiosamente aquí comienzan algunos de mis interrogantes, Canini en su Combattre a Verdun comenta que los mandos, ante la amenaza latente de un ataque alemán a gran escala decidió enviar a la zona de Bar-le-Duc a unos 70 kilómetros de la línea de frente dos de la mejores divisiones de infanterías de l'Armée (7ª y 20ª DI). La 20ª, al mando de Balfourier, era llamada la División de hierro.
La pregunta que surge es:
El GQG envió a ambas divisiones de reserva para evitar que el golpe -ya previsto- fuese menor, y así tapar la herida antes del desangre?
Sabían realmente del ataque los mandos del GQG? Con la hipótesis plausible de que la conociesen, consintieron la gran ofensiva alemana en vistas a un ataque conjunto aliado en verano de 1916?
Chantilly sirvió para planificar la ofensiva aliada en el Somme, y una vez iniciada la batalla de Verdun sirvió para sus objetivos ulteriores?
El Somme alivió a Verdun, o Verdun facilitó el Somme, con miles de tropas alemanas atrapadas en las trincheras de Verdun?
Resumiendo, fue Verdun un cebo?
Esta serie de interrogantes plantean o animan a otra lectura de los hechos o a su reafirmación. Sin embargo, los verdaderos misterios de Verdun residen en las decisiones estratégicas del Alto Mando alemán en relación al planteamiento ofensivo.
Los dos interrogantes inconclusos son: Por qué no se decidió atacar sobre las dos orillas del Mosa, y en cambio se permitió a la artillería francesa atacar el flanco derecho del ataque alemán desde la Côte 304 y Mort-Homme, lo que restó a los primeros instantes del ataque sus mejores perspectivas de éxito? Pura incompentencia??
Por otro lado, queda claro que la no-destrucción de los puentes del Mosa en Verdun y dejar intacta la Voie Sacrée respondía, en los primeros tempos de la ofensiva, a la intención de mantener el cordón umbilical de Verdun con el resto de Francia para así poder convertir el campo de batalla en una picadora.
Pero la gran cuestión es: Constatado por el Alto mando alemán que Verdun ya era en abril una picadora de carne alemana, por qué no destruyeron la única vía de avituallamiento de víveres, tropas y municiones??
La aviación alemana era incapaz de bloquear el tránsito en una via tan frágil como la Voie Sacrée? Por qué su mantenimiento? ...
Reflexionemos !!